La primera imagen de Edgardo Bauza como
campeón de la Copa Libertadores es la siguiente: se cubre el rostro con las dos
manos y permanece sentado en el banco de suplentes, allí soporta todos los
abrazos torpes y desbordados que le caen encima. Quizás el “Patón” cerró los
ojos para detener el tiempo unos segundos y para conservar la imagen del
arquero Ceballos atajando el último penal. A veces, con los ojos cerrados se ve
mejor. LDU campeón de América del 2008. Cuando Bauza abrió los ojos, ya había
entrado en la historia. Otra vez…
Aquella Liga Deportiva Universitaria de
Bauza se hizo insuperable de local en Quito, supo robar puntos de visitante y recién
a la mitad del torneo se convirtió en candidato al título. No dio tiempo para la
reacción, dio un batacazo de magnitud continental y eso fue todo. Campeones. Un
once tácticamente sólido y disciplinado, trajinador en todas sus líneas sin que
eso signifique perder el orden, con un fútbol frontal y letal en ataque. Así
era ese equipo ecuatoriano.
En el arco tenía a José Ceballos, arquero de
selección ecuatoriana, quien mostró un nivel superlativo y fue siempre
protagonista. El pilar de la defensa era Norberto Araujo, quien había sido
dirigido anteriormente por Edgardo Bauza en Sporting Cristal de Perú, donde
ganaron el Torneo Clausura del 2004. En el mediocampo estaba el equilibrio del
equipo con Enrique Vera y Patricio Urrutia. Joffre Guerrón trepaba ida y vuelta
por la banda derecha y Paul Ambrosi por la banda izquierda. Damián Manso y Luis
Bolaños eran la sociedad generadora de gran parte de las oportunidades de gol y
Claudio Bieler, el goleador. Un equipazo por donde se le mire.
Dicen que los equipos se parecen a sus
técnicos, Bauza como jugador fue un defensor central típico argentino: fuerte,
rudo, batallador y con presencia en el área propia y en el área del frente a la
hora del cabezazo. El rigor táctico lo asimiló apenas se inició en el
profesionalismo al tener como director técnico a Carlos Timoteo Griguol. Como
jugador, su nombre ya estaba escrito en las páginas grandes de la historia del
fútbol: cuarto defensor más goleador de la historia con 108 goles.
Dos años después, LDU ganó la Recopa
Sudamericana al derrotar a un Estudiantes de La Plata impotente ante la solidez
del equipo del “Patón” Bauza. Una pequeña gloria.
El 2014, Edgardo Bauza repetiría la fórmula
ganadora: equipo con rendimiento de menos a más, repotenciado en el camino y que
se ubica como candidato al título a mitad de la competencia. Esta vez fue con
San Lorenzo de Almagro, el quinto grande de Argentina, al que le faltaba una
Copa Libertadores en su vitrina para estar a la altura de Boca, River, Racing e
Independiente.
El San Lorenzo de Bauza se plantaba en la
cancha con un 4-4-1-1 al que nadie le pudo romper las líneas. Los jugadores más
destacados fueron el arquero Sebastián Torrico, el defensor central Santiago
Gentiletti, capaz de mejorar a quien fuera su compañero de zaga: Valdés o
Cetto. Tenía dos grandes sociedades en las bandas: Buffarini-Villaba por la
izquierda y Más-Piatti por la derecha. En el medio, Néstor Ortigoza era el eje
del equipo, con su pase se iniciaba la salida y él mismo marcaba la dirección
del ataque, y como enganche tenía a un experimentado Leandro Romagnoli, un 10
salido de las canteras del club, con hambre de demostrar su vigencia.
La última imagen de Edgardo Bauza como
campeón de la Copa Libertadores es la siguiente: de pie dentro del área técnica
junto con sus colaboradores y los jugadores suplentes. Esta vez ya no fue
necesario refugiarse en sí mismo, todo lo contrario, se abrazó con todos y
participó desde el inicio del festejo. Dos veces no es coincidencia, Bauza ya
se lo cree. Y está bien que se la crea. San Lorenzo campeón de América 2014. El
“Patón” es campeón continental por segunda vez. Otra vez.
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